Los ciberataques han evolucionado desde la aparición de las transacciones en línea hace casi 25 años, y los atacantes no han dejado de intensificar y perfeccionar sus técnicas para proteger sus flujos de ingresos ilícitos. Hoy en día, los atacantes y defraudadores pueden recurrir a un sofisticado conjunto de herramientas, como las granjas de clics de origen humano, la ingeniería social y el malware, todas ellas diseñadas para superar las defensas tradicionales.