Un servidor web almacena y entrega el contenido de un sitio web, como texto, imágenes, vídeo y datos de aplicaciones, a los clientes que lo solicitan. El tipo más común de cliente es un programa de navegador web, que solicita datos de su sitio web cuando un usuario hace clic en un enlace o descarga un documento en una página mostrada en el navegador.
Un servidor web se comunica con un navegador mediante Hypertext Transfer Protocol (HTTP). El contenido de la mayoría de las páginas web se codifica en lenguaje de marcado de hipertexto (HTML). El contenido puede ser estático (por ejemplo, texto e imágenes) o dinámico (por ejemplo, un precio calculado o la lista de artículos que un cliente ha marcado para su compra). Para ofrecer contenido dinámico, la mayoría de los servidores web admiten lenguajes de scripting del lado del servidor para codificar la lógica de negocio en la comunicación. Entre los lenguajes más habituales se encuentran Active Server Pages (ASP), Javascript, PHP, Python y Ruby.
Un servidor web también puede almacenar contenidos en caché para acelerar la entrega de los contenidos más solicitados. Este proceso también se conoce como aceleración web.
Un servidor web puede alojar uno o varios sitios web utilizando los mismos recursos de software y hardware, lo que se conoce como alojamiento virtual. Además, los servidores web pueden limitar la velocidad de respuesta a los clientes para evitar que uno solo consuma recursos de manera excesiva, asegurando así que los recursos disponibles se distribuyan de manera más equitativa entre todos los clientes.
Aunque los servidores web suelen alojar sitios web accesibles en Internet, también pueden utilizarse para comunicarse entre clientes web y servidores de redes de área local, como la intranet de una empresa. Un servidor web puede incluso integrarse en un dispositivo, como una cámara digital, para que los usuarios puedan comunicarse con el dispositivo a través de cualquier navegador web comúnmente disponible.
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